Hubo un tiempo en que quizás mantener una posición ‘ sin tener ideales’ era difícil, mal visto, de poco educado o de mal formado, por no decir incluso de clase inferior. Hoy en cambio parece que es todo lo contrario. Resulta difícil mantener ideales. Parece que el individuo ligado a unas ideologías, que respeta, sostiene y las vive, se le ve como un exclavo a sus ideas e incluso anticuado o conservador. El ideal de hoy es romper; está de moda ser rebelde y ser sólo fiel a uno mismo al precio social que cueste. Nadie quiere quedarse en su cubil mojigato al menos de cara a la galería. Se lleva ser de izquierdas, da más juego social. Es ya una cuestión estética, si no se es al menos hay que parecerlo. En primer lugar uno se debe a sí mismo y esto explicado socialmente ya desborda coherencia para todo aquel que lo escucha. Indivualismo ciego que se olvida de muchas cosas en su aparcelamiento. Es dificil entender ciertas peticiones del grupo desde algún individuo o más de uno con un par de coches, funcionario, chalet, piscina, trabajo fijo, etc Quiero pensar que pide para otros y no para sí mismo, pero no deja de terner cierto tufillo incoherente. Y luego el día a día, ¿cuántas 'ofensas' se le perdonan al desconocido, al vecino, al compañero de trabajo? ¿más de una quizás?
Tras ver ayer una noticia sobre la hambruna en Somalia y los ojos penetrantes tras un cuerpo insostenible de una criatura de pocos meses vuelvo al prisma realmente importante. ¿Se puede hablar de indignación en tu pequeño mundo? Quizás nos engañemos, que primero empecemos con las cosas cercanas (casualmente las nuestras) para luego atacar los problemas globales. Lo realmente indignante está demasiado lejos, queremos cambiar cosas, cosas cercanas, igualdad a los que más tienen pero espero que no olvidemos a los que no tienen nada que perder y todo por poseer y que son realmente a los que deberíamos elevar. El resto es palabrería.
Ayer tuve una charla algo superficial sobre el 15 M, tema de moda, y algunos aspectos más o menos criticables de mi municipio con dos personas que recogían firmas e invitaban a la Asamblea. Me recordó un verdadero apostolado contra el que no se puede uno poner en contra si no quiere ser mal visto. Lamento realmente encontrar poca gente con puntos en común sobre las cosas que intento explicar, me voy acostumbrando a estar solo. El hecho de que estos vecinos dediquen su tiempo a esto es realmente loable y dice mucho de ellos como personas. Sacrifican su ámbito privado en pos del ámbito político. Se nota que la personalidad se curte con las dificultades (posiblemente las que pasaron en el pasado). Buena intención no falta, pero algo sorda. Más que nada porque hablamos de muchas cosas fundamentales sobre la democracia pero creo que no me escucharon lo que les intentaba decir o no les interesó demasiado; no es otra cosa que el debate ya clásico sobre la democracia directa y representativa. La Asamblea en algún momento debe canalizar y por tanto erigirse en representativa en algún portavoz. La democracia directa hoy por hoy es impracticable. Deberíamos asistir una o dos veces al día para aprobar directrices. No es sólo votar con dni electrónico, es que necesitas conocer multitud de detalles y leer interminables informaciones para poder emitir una decisión coherente. Al final sacrificar tu ámbito privado. Esto no es Atenas (digo la clásica no la despreciada de ahora). El caso es que parece que el discurso sólo debía ir en una dirección, yo debía callar y escuchar y ellos exponer lo que ya conocemos desde twitter o las noticias y lo que ya es obvio desde los años 80 tras la entrada en la OTAN y el mercado común. Uno de ellos lo dejó por imposible y se marchó a buscar firmas. Seguí con el otro. Creo que nos falta lectura crítica, costumbre política, dialogo reflexivo, análisis objetivo de las cuestiones que tanto nos preocupan (subjetivas por cierto). Sobre todo información correcta pero por opinar..., pues bueno. Pero sí puedo decir que hubo conexión, conexión humana, mismo sentir sobre varias cosas o sobre una en general, más allá de la teoría política y la indignación. Este es el vínculo necesario. Pero esto no se puede elevar al pleno de una manera concreta. Para el político esta es su profesión y necesita debatir sobre cosas concretas. En cualquier profesión pediríamos lo mismo. Sabemos que necesitamos algo, un cambio, pero no sabemos concretarlo. De hecho es demasiado complejo para el ciudadano abordar cuestiones que no comprende bien, demasiada desinformación o quizás exceso de ella intoxicada. No dan con ello ni los especialistas. Esto me recuerda a las peticiones sindicales de mi trabajo. Al final nadie concreta nada definido, que se cambie, que se haga, que alguien haga algo, pero soluciones reales y practicables pocas. Y menos si uno mismo tiene que hacer algo. Y dar la cara lo justo por no decir nada. Seguimos.
Me contaba que llevaba años sin votar,... doy gracias a que no estamos en la Antiguedad donde te acusaban de impiedad contra la ciudad por no querer participar en asuntos ciudadanos. Un ser inútil hubiera dicho Pericles, un insolidario. Ahora decimos indignado y con razón. Algo tiene que cambiar pero desde dentro. Salirse no conduce a ningún sitio salvo al control sin traba de los más interesados. Sencillamente no cuentas, ni para lo bueno ni para lo malo,
Hablamos de las subidas de sueldo, hablamos de que el político ya sabe lo que hay y que no se meta a político si hay crisis (gran argumento...que gane 1000 euros quizás) Contrargumento: Creo que si en tu trabajo te suben 500 euros al mes por que alguien ha pensado que lo mereces deberías decir 'renuncio a ellos porque estamos en tiempo crisis y no es momento de subirme el sueldo con la que está cayendo'. Sinceramente me gustaría verlo, posiblemente muchos que alzan la pancarta pensarían por fin me ha llegado el momento y voy a disfrutarlo y a vivir. Se reduce todo al final a una cuestión topográfica, ¿en qué lugar me hallo?.
Me juego a que me estoy saliendo del tiesto, están pensando algunos, éste de dónde es, de qué es, en dónde le encasillo... Varias argumentaciones que me suenan a poco maduradas, no demasiado reflexivas y sí a catecismo y a dogma de informaciones y desinformaciones que destilan por los callejones sociales. Sigo pensando que toda la responsabilidad no es sólo del sistema, también de la educación, de la cultura, del arte, de la religión... de la ética. Hoy día más que nunca la paideia se hace necesaria, el hombre como zoon politikón se mantiene como tal en sociedad, en intercambio, en el dialogo, en la libertad, es su razón de ser para poder mantener garantía en su ámbito privado, Como conclusión llegamos a la necesidad de al menos conocernos más, que la Asamblea sirva para cuestiones no sólo políticas, más bien sociales, lúdicas, eventos, etc para reunir a la gente, para soñar juntos y volver a pedir transparencia y honestidad a la gente en quien delegó con el voto la mayoría (a pesar de muchos). Esto sí es democracia, necesitamos el disenso, el combate dialéctico, la controversia desde la libertad para crear el tercero hegeliano elevado que auna estas dualidades. Y que aún así mejor hacer algo que no hacer nada. Demasiados años de inmovilismo llevamos a la espalda.
jueves, 28 de julio de 2011
sábado, 9 de julio de 2011
Lo mejor de todo el verano
Lo mejor de todo el verano… La sonrisa floja, el atardecer lento, la caricia del agua y el cabello cortado. Vestirse de algo no habitual, de tu perfume, ser quien no se es, y también, por qué no, agarrar la piedra, sacudir los brazos, arañar la pierna y dejar los nudillos en cada intento. Lo mejor de tus noches la calada, el incienso, lo nuestro, melodía y poesía, el vestido en el suelo, el póster vigilante, y de nuevo la caricia indescifrable. Hombro suave, piel que respira, uña y yema, puño sosteniendo lo insostenible, crispado, ajeno a la sabana. Pelo, rizo y tacto, goma y encaje, lengua y humedad. Suspiras y juegas para que nada acabe, ruegas para que nunca termine. Muero en tu calor infinito y oscuro. El espejo identificando lo que eres. Ausencia y recuerdo, la voz sedada, lugar mágico e irrepetible. Soledad.
Lo mejor del invierno, el refugio y la tristeza. La incomprensión y el jazz. Imaginarte en mil lugares, siendo quien no eres, vistiéndote para el compromiso. La cultura, el ocio, la danza, y al final del día, el desván, la respiración sobre la almohada que devuelve su fragancia, su abrazo, su sueño.
¿Quién eres ahora? Lo mismo da sobre la montaña que desde el escenario, que con un libro en la mano o posando. Con las gafas sobre el pelo o cercanas a la punta de la nariz. Con sombreros o bufandas, con tu abrigo más grueso o el jersey de lana más gorda, cada día te desnudaré mil veces, una y otra vez, y cada tarde y en cada amanecer volveré a tomarte. Just say this de Bill Frisell. Tus uñas y la piel. Tu pecho lleno de vida propia. Aureola enorme donde posar mis ríos, donde yacer mi sexo. Ombligo recipiente de la lengua sedienta y el vello que como un sendero se desploma hasta alcanzar la calidez de tu pelo, de tu rizo ennegrecido y caliente que espera ser inundado de saliva y canela, de mi respiración en tu entraña, de mi beso infinito que estalla, que nunca acaba…¿quién eres ahora, dulce reina?, ¿dónde habitas?, ¿dónde reside tu alma negra ahora entregada a la inocencia?
miércoles, 29 de junio de 2011
Mi movimiento 15 M
Mucho hay que decir sobre esto, seguramente hasta completar un libro. Veo un gran revuelo
con esta acción social a pesar de que últimamente suenan cada vez menos: no me extraña, les silenciaron gracias a la respuesta violenta de Cataluña (como todo el mundo dice, siempre injustificada) que más que violenta yo diría vejatoria y que comprendo fue respuesta a tanto porrazo aleatorio de unas semanas antes cuando la autoridad quiso 'limpiar la zona' en un arrebato de prioridades para que el partido de fútbol no sufriese de riesgos 'innecesarios' y la clase algo acomodada no se viese afectada por esta gente comprometida en sus planteamientos más allá de una charla de bar o de la fiestecita de amigos de fin de semana (que es lo políticamente admitido por la mayoría). Pues sí señores, llega el lunes y no todo el mundo se olvida de estas cosas, ya lo ven. Lo cierto es que el compromiso de estos molesta a muchos. Pero muchos tampoco se decantan y son mayoría en este país. Cuestión de conciencias.
Reviso el texto de Hessel sobre la indignación y acerca del film que no he conseguido ver
completo de Gilles Peret “Walter, retour en résistance”, y veo mucho de lo ya escrito por
Adorno, Habermas y resto de la escuela de Frankfurt acerca de la barbarie nazi y la sociedad tras el holocausto así como el dilema moral y la posibilidad de una nueva ética. No creo que surja nada nuevo salvo que se retome todo esto, se aderece con pensamientos marxistas y se oriente sobre estas nuevas circunstancias. Y no es que no haga falta. De esto hablaba hasta Nietzsche acerca de la transmutación de los valores apuntando a una nueva sociedad. Como bien dice Sampedro, se han cambiado los valores por los intereses; por lo útil como mercancía, lo valioso para el mercado. Sí que es cierto que como explica Michel Onfray en su tratado de insumisión (Filosofía rebelde) el sometimiento de los campos de concentración es similar al sometimiento diario que padece el ser humano cotidiano, cuestión de perspectivas y analogías...
De todo lo expuesto estos días me quedo con la necesidad de cambio. Cambio que irremediablemente tendrá que suceder, aunque no olvidemos que las clases dominantes que manejan el poder salvaguardarán sus posiciones. De nuevo nos colocarán otra zanahoria que muchos intentarán conseguir. Mejor dicho la conseguirán, porque si en el pasado era impensable un proletario con ciertas comodidades, ahora el proletario puede aspirar a conseguir tener lo que hasta hace poco era privilegio de unos pocos. Pensémoslo bien; creo que no hay que desapegarse en exceso del pasado que es buen guía y buen consejero. No podemos simplemente alegar necesidad de un nuevo sistema político y olvidar que el económico es ajeno a todo esto. Se instauró el mejor sistema político posible bajo el inevitable control capitalista. O por lo pronto el menos malo. Esto es una tónica ya desde la búsqueda del mejor sistema político desde Aristóteles.Yo creo que la democracia actual, lo apreciemos o no, es la democracia real que tanto ansía esta nueva minoría que la reclama en la calle. Por eso se invita a la participación, sea efectiva o no. Quizás no nos sentimos representados como pueblo, esto no es nuevo pero ahora resuena más que antes. Y me alegro de que a la gente le surja esta conciencia político-social y lo ratifique en la calle. Es lo más humano y quizás lo único que se pueda hacer. ¿Dónde estábamos hace unas décadas cuando todo esto comenzaba? Podremos modificar cuestiones y aliviar ciertos aspectos. Pero este es el formato y la estructura política. Nos guste o no, no podemos olvidar que el simple hecho de nacer en un territorio como España nos obliga al sometimiento a la voluntad general del resto. Esto es sociedad y democracia. Esto ya lo explicaba Rosseau. O sino te conviertes en un antisistema y tu lugar entonces es utópico (u topos = sin lugar): reflexionemos hasta dónde llegaríamos. ¿Qué modelo es mejor?
La democracia ateniense recordemos que estaba construida gracias a una clase sometida que permitía al ciudadano ateniense acudir a las asambleas a debatir las cuestiones civiles, algo hoy imposible. Ellos compraban su tiempo con esclavos ocupados de la tarea diaria. Desde que vivimos en democracia eliminas el esclavismo a favor de la libertad; tu sometimiento compra la libertad de todos.
Y por cierto, se paga a una minoría para que acuda a debatir estas cuestiones mientras uno como tú o yo trabaja y se olvida de sí mismo y de verse en la obligación de informarse sobre cuestiones nacionales e internacionales y acudir de manera regular e inexorable a debatirlos. ¿Cuánto ocio te queda entonces? Esto es lo mejor que hemos sabido hacer. Al menos hasta ahora. Pero si lo piensas, quizás la clave del cambio comience en alcanzar algo que el sistema no pueda arrebatarte. Algo tuyo y esencialmente humano.
Creo que padecemos de individualismo ciego. Educados bajo el capitalismo y el productivismo, todo nos resulta ajeno. Desde lo más comprensible como la empresa, los bancos, hasta lo que debería ser de confianza como nuestros políticos, incluso la familia. Ajenos a todo lo que nos obliga de algún modo o de algún modo nos ha decepcionado. No nos identificamos con nada ni con nadie que suponga responsabilidad y obligación incluso aunque redunde en mejora nuestra. Es el modelo que el capitalismo nos impone y que nos obliga a olvidar lo humano y los tiempos moderados de la vida. Y caemos en cuanto nos ponen la posibilidad de conseguir cosas, casas, coches, viajes, todo estas cosas que saben que tanto nos gustan. Poco estoicismo veo hoy, pero ¿quién no intenta saciar y acallar al alma estresada y saturada de tanta rutina?
El griego se veía como parte perteneciente de la cuidadela. Era su modo de vivir, la comunidad de la polis. El romano (al menos al principio) estaba dispuesto en cualquier momento a abandonar el arado y morir por la grandeza de Roma. Hoy ¿con qué nos identificamos? ¿con el que nos dice lo que queremos oir?¿con el que mejor nos paga? ¿con la imagen que mejor nos cae? Es fácil debatir sobre la guerra desde la seguridad del sofá. Seguridad que proporciona el estamento con el que tan poco nos identificamos. Es cierto que cualquier criterio comenzará con la visión del individuo particular pero estamos olvidando que vivimos con más individuos que también tienen sus propios criterios. Toda imagen está mediatizada y controlada para ser digerible y redirigir a la masa. Quizás lo que les interese es que sea demasiado compleja para entenderla y asimilarla. La idea es que el pueblo no piense. O que lo haga de manera simple, cuando decimos 'es lo que hay'.
Nos hemos acostumbrado a sentir como que sólo tenemos derechos, a reclamar al Estado, a la empresa, a la comunidad de vecinos, a los padres... Todo es como un ente separado de mí y de mis intereses. El síndrome es que todo se realice por sí solo y centrarnos en nuestra individualidad, crecer en importancia individualmente. Recordemos que incomprensiblemente para nosotros hay una minoría contenta con el estado de cosas en muchas gradaciones. No caigamos en la ideología del sistema cerrado ni olvidemos que los totalitarismos comienzan con grandes ideas y buenas intenciones.
La pregunta realmente no es ¿cuándo o si llegará la democracia real? sino ¿qué estoy yo dispuesto a hacer por la comunidad, en definitiva por la democracia real? Apelo al cambio de actitud, al crecimiento personal en pos del general y del propio individuo. A la recuperación ética a favor del resto. A no dejar caer todo en meras palabras vacías. Es el hombre el que necesita el cambio y luego si es posible el sistema de cosas. El Sistema no podemos sentirlo como ajeno y vivo por sí mismo. Lo construimos nosotros. Padecemos de falta de diálogo y más aún de imaginación posiblemente por falta de ejercicio de pensamiento crítico. Pero pensamiento del que construye, no que solamente destruye todo lo que está a su paso y le molesta. No pretendo resultar dogmático, solo sugerente. No defiendo la inmovilidad sino la coherencia, el cambio desde dentro, sin partir de cero. Aprovechar lo bien hecho, que lo hay. Lo bueno es que siempre podemos abandonar el Estado y marcharnos a alguna isla perdida a ser asocial y feliz, ¿pero quién lo hace?. No; es que queremos vivir con lo bueno de la sociedad realizada pero que lo hagan otros y lo hagan bien. Que me garanticen lo mínimo que yo deseo pero que es ya de entrada mucho más que lo que desearía básicamente un habitante africano, rumano, etc , ¿griego? en su país de procedencia. Curioso que la democracia se origine en el país al que ahora sus vecinos manifiestan como la ruina europea y que nadie desea avalar. Al menos un respeto a la deuda... intelectual. En esto de la igualdad para todo el planeta mejor ni nos lo planteamos.
No disculpo a un sinvergüenza pero la gestión hay que hacerla y concretarla. Y claro, no admitimos errores. Si los hubo en el pasado ¿no los sufrieron otras personas también? No es conformismo lo que deseo transmitir sino un poco de memoria. Se nos olvida que cada época es nueva con sus propias circunstancias y defectos. Nos toca lidiar aspectos diferentes en cada momento.
Pensar que una manifestación va a cambiarlo todo es ingenuo. Pero el saber que podemos conseguir un sentir común al respecto, y movilizarse en pos de luchar para que se nos oiga, de que aún hay minorías críticas y dispuestas a cuestionar la manera de que se nos gobierne me parece loable. Quizás se pueda escuchar directamente al pueblo en el parlamento sin mediación de políticos pero ¿no se convertirá esto en lo mismo que ya tenemos? ¿recordaremos todo este movimiento dentro de cinco años o es sólo un producto actual del resentimiento colectivo? ¿Se habrá convertido el movimiento 15 M en la tercera opción política pero ésta pura y sin mancha?
Los gobernantes recomiendan el voto. Claro, se aseguran su puesto mientras continúe el bipartidismo. De haber clara oposición de varios partidos, de existir múltiples opciones, saludables por cierto, con posibilidades reales, hablaríamos de otra cosa.
Decía una manifestante que este movimiento y las manifestaciones quizás sean lo único que podamos hacer. Yo creo que lo único que quizás podamos exigir de manera realista a lo que nos gobiernan es honestidad. Y por lo visto, esto ya es pedir mucho.
Buen día
Bienvenido a este espacio que no pretende ser más que un ejercício de escritura sobre cosas que no consigo plasmar en conversaciones ni por escrito. Es complicado hallar este espacio en el lugar diario y habitual de uno. Además necesitaría un gran poder de convocatoria para poder mantenerlo. Más que un lugar público, es mi lugar de reflexión sobre las cosas. Y sí, lo lamento, sin interlocutores que es justo lo contrario de como se construye el pensamiento según diría Platón. En esto es un poco onanista salvo que consiga dialogar con los textos que voy leyendo o los hechos en sí mismos al menos como yo los aprecio. Criminal mental era en la obra de Orwell '1984' aquél que se atrevía a desafiar al partido y pensar libremente. Como recordareis, no quedaba sin consecuencias. Espero no caer en la esclavitud de ninguna ideología concreta y sí al menos pretendo pasar pensando más tiempo al día sin posibilidad de llegar al mínimo que explicaba Nietzsche y que como seres pensantes deberíamos poder realizar. Es un síntoma más de las afecciones de esta sociedad y este tiempo. Habrá tanto que objetar a mis palabras que he decidido no preocuparme de esto más que lo justo. Así que manos a la obra.
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