Si lo que es radicalmente humano al final trata del
'sentido'y de lo simbólico frente (o paralelamente mejor dicho) a lo que nos
exponen las ciencias sobre el Hombre, indagar en esta clase de alma creo que se
hace ineludible, ya no tanto para configurar una teoría -por otro lado totalmente
necesaria para comprendernos- como para continuar viviendo, para seguir siendo.
La modernidad nos dejó un legado inacabado, testigo recogido
por un postmodernismo que creo necesario superar y que mantiene disueltos
valores y al propio sujeto cada vez más concéntrico. La cuestión es cómo
afrontar esta circunstancia. La protesta lleva siéndolo desde las críticas
ideológicas posthegelianas. Sin duda la protesta denota la necesidad de cambio,
de transformación. Cuando se produce en libertad es popular, sencilla, cercana,
cree resolver complejidades. Pero también implica un desplazamiento, una
necesidad de retorno, un desear lo mismo; genera un individuo de algún modo
escindido y redundante.
La otra vertiente creo más constructiva recae sobre la
posibilidad de contribuir al cambio más allá de la mera crítica (últimamente
muy patente). Es abstracta, compleja, no está determinada y posiblemente no es
determinable. Conlleva acercarse al abismo de lo nuevo y no suele ser popular.
En este sentido es vanguardista porque además requiere constante cambio.
Mantiene al individuo en movimiento hacia nuevas maneras de ser construyendo
sobre su pasado.
Lo que sugiero con esto es que quizás mucho se reduce a
provocar un cambio de perspectivas.
La educación de la sensibilidad es posible. A través del
entorno, de un entorno bello, creo que es posible 'calentar' esta sensibilidad
enfriada en el ser humano y que me aventuraría a decir que posee de manera
innata. No se trata de evadirse ni de dar la espalda a lo cotidiano sino más
bien de abrirse a nuevas posibilidades de la realidad. De percibir que las
nuevas maneras de ver ya no me son extrañas, en definitiva, de que el otro ya
no me es ajeno. De este modo creo que el arte crea comunión entre las personas
y las mejora.
Por lo pronto hace más agradable la relación social y la
enriquece. Tampoco se trata de revestir de 'utilidad' este arte, sino de
abrirse a las nuevas miradas que ofrece, a nuevos estados a los que finalmente
me someto dejándome hacer por Él y que terminan por conformar mi educación
personal. Si acaso no es el arte lo útil para mí sino que soy yo el útil para
el arte: esta nueva manera de ver esta relación me la enseña el propio arte, su
propio mundo. La obra que me devuelve nuevas perspectivas mucho más allá de una
realidad monotemática y cosificada. Creo que es importante detectar qué es lo
estético en lo que nos rodea. La belleza está alrededor, en el texto de la
realidad y en el del libro literario o poético; en la música que se deja
escuchar al pasar delante de una ventana; pero también en la galería de arte o
en la web. Incluso en el acto relacional con otros, en su momento ético. Hablo del componente
estético de ser. Visto así realmente el arte está en ti y en tu apertura, en ti
mismo y tus posibilidades de ser. Rodear tu entorno y crear de tu vida una obra
expansiva, simbólica, llena de sentido, que sea representación pero también tu
verdad. Mantener tu estadio humano y mántener la comunidad al mismo tiempo.
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