domingo, 6 de marzo de 2016

(DES)APRENDER A PENSAR



El sábado 5 de Marzo la comunidad filosófica del grupo de Filosofía y Terapia se reunió para debatir sobre el tema propuesto 'Aprender a pensar' basado en la primera lección del libro de Heidegger del mismo nombre. Se propusieron distintas ideas dejando abierta una solución definitiva aunque todos concluyeron sobre lo que es 'merecedor de ser pensado' a diferencia del mero pensar cotidiano. Si bien el diálogo comenzó proponiendo el tema de la soledad introducido por Francisco, todo terminó encaminándose hacia el discurso de una soledad radical donde el Hombre se encuentra frente al Infinito para enlazar con el discurso de Heidegger y las preguntas esenciales. Este era el pequeño comentario al texto del autor que elaboré para esta ocasión:

La filosofía no puede permanecer mirándose a sí misma exclusivamente en eterna revisión, que si bien es algo recomendable, tiene el deber de aportar lo que tiene de vanguardia y de actualidad, ofrecer su utilidad en pos de garantizar su acogida siempre que mantenga su identidad permaneciendo fiel a lo que la hace especial y distante de la opinión de lo cotidiano, es decir, fiel a lo que la hacer ser lo que es: un saber a través de los tiempos que se ocupa de las cuestiones esenciales, capaz de hacerse y deshacerse la cama a pesar de la comodidad o incomodidad
tanto para sí misma como para los que la escuchan a través de sus indagaciones, todo ello si es que eso le permite revisar ambas perspectivas incluso contrapuestas y así abrir nuevas vías.

Como explica Heidegger
al principio de su seminario tomar una dirección es cuestión de deseo, de querer hacerlo y desde luego de tener la capacidad de poder dirigirse en esa dirección. Esto nos sucede con el pensar. Como racionales debemos ser capaces de pensar con tal de tener el deseo o apetecernos hacerlo.

ANHELO
Anhelamos lo que nos apetece para nosotros mismos, y con esto buscamos reforzar nuestra esencia con tal de mantenernos en ella. Buscamos el retener o sostener (en la memoria de nuestra identidad) esta esencia intuida, pocas veces mencionada y muchas veces abandonada en el olvido.
Dice Heidegger que el recuerdo es como un 'regalo' de nuestra identidad, un retornar hacia lo que fue para reforzar lo que se es. De esta manera saciamos el anhelo o Deseo de lo Infinito y por eso podemos considerarlo como aquello que merece ser retenido, ser pensado. De esta manera,
dice Heideggerlo pensado es lo regalado con un recuerdo”.

APRENDER
Heidegger explica que
el aprender trata “sobre lo que elegimos hacer u omitir en correspondencia con lo esencial” de cada asunto al que nos enfrentamos, en este caso, sobre el Pensar. Como cada asunto es diferente, varía la manera de tratar esa correspondencia y por tanto la forma de aprender.
Llegado el momento, intentar otra manera de abordar el asunto hacia su modo esencial también podría resultar ser una actividad vacía cuando no existe una correspondencia real o incluso se comercializa con ello [
ver la parte del hilo conductor en el libro, pp.77]. Llegado el momento no se libra de esta corrupción ni la actividad de pensar ni la de poetizar tampoco.

Suena peyorativo el incidir sobre el hombre al decir que no piensa, que aún no sabe pensar. Su actividad natural que además mantiene desde su nacimiento, se le dice que no la realiza correctamente. Se ha dedicado a la acción y ha pensado (correctamente) muy poco. Sin embargo de otro modo 
planteado la filosofía también es acción, es la actuación del pensamiento. Es el pensamiento actualizando. Por tanto es posible, decía Alex, que si bien no podemos primeramente discernir sobre cuál es la manera correcta de pensar, a raíz de los sucesos del momento del autor como fueron la guerra y el Holocausto que muestran la actividad de un hombre que 'piensa' no-pensando, podríamos llegar a descifrar algo sobre qué es lo que no merece ser pensado afrontando el asunto por su parte negativa.

Dice Heidegger
“¿hay algo en nuestros días por lo que no se interese el hombre?”, describiendo que el hombre se encuentra entre las cosas y que sufre de indiferencia ante ellas actualizando, renovando su interés constantemente al dirigirse (momentáneamente) hacia la cosa en busca de
satisfacer o acallar lo inesperado, lo sorprendente y así una vez saciado mirarlo con indiferencia y repetir de nuevo el proceso con otra cosa.
Heidegger parte de la postura de que lo merecedor de ser pensado es algo previo, existente, algo a 'encontrar-buscar' y no algo con lo que encontrarse, es decir, de alguna manera elimina toda espontaneidad del pensamiento y asimila dicha espontaneidad con la clase de atributo que
lleva a un pensamiento que se desplaza hacia lo aburrido y lo indiferente sobre su objeto. Define la espontaneidad de lo encontrado como algo que se va superando y actualizando hacia un nuevo objeto a encontrar. El pensamiento dirigido hacia sí mismo, hacia el pensar, no fertiliza sobre
la mera genialidad de un minuto ni sobre la mirada rápida.
De modo que esta manera de enfocar este mismo proceso hacia la filosofía no nos coloca en situación apropiada para el pensar en correspondencia con ella. También advierte del engaño sobre la erudición de mantenerse en contacto con los textos filosóficos y creer que por esto uno ya hace filosofía y que pensamos por ello.

Esquema problemático que Heidegger propone:

¿QUE ES LO QUE MÁS MERECE PENSARSE?  =
SOBRE LO ESENCIAL DE PENSAR: EL PENSAMIENTO EN SÍ =
SE DA EL HECHO DE QUE ESTO NO OCURRE, por tanto NO PENSAMOS


Y visto desde el cambio de perspectiva sobre ese existente, de ese previo que ahí-permanece y que es lo 'merecedor de ser pensado' no se trata de que el hombre no realice el esfuerzo suficiente de dirigirse hacia lo que quiere ser pensado o merece ser pensado y que reclama así su derecho. Es que lo merecedor de pensarse se aleja de él. Lo que hace esencia en el hombre,
lo que hace parte de él se le aparta, por eso se dice que se sustrae. El pensamiento se sustrae de nosotros, sin embargo esa circunstancia nos es algo cercano, algo que lo sentimos como ocurrencia habitual, y de hecho lo sustraído también a su vez nos exige o reclama mantener esa cercanía. Mantener esa corriente en flujo es precisamente lo que hace que el hombre 'piense', que tenga la certeza de ese discurrir hacia la parte que se aleja, de ese camino hacia lo que se sustrae.
Todo esto carece de interés científico y reconocer este hecho nos ayuda a mantener una distancia que nos permita abordar el asunto sin contagios. La ciencia, dice Heidegger, no piensa. El único pensamiento que puede resultar fértil generado desde la ciencias es el del reconocimiento de la separación entre el pensar propio 'de' su actividad como la resolución de sus problemas y el pensar 'sobre' (por encima) su actividad. Cualquier intento de analizar su materia desde su
propia materia son perjudiciales desde el momento que no conducen a lo que buscan: hay que remitirse a las preguntas esenciales. Sin embargo, y el autor nos propone de esta manera un apunte sobre un modelo de pensamiento, el presentarse como contradictor no es lo propio del pensamiento ya que como explica Heidegger,“un pensador piensa solamente cuando persigue lo que habla a favor de la cosa” y hablar a la defensiva persigue el proteger la cosa, estancarla, por esto propone no pronunciarse contra las ciencias sino hablar a favor de ellas y es que la esencia de la técnica aún permanece en tinieblas, las preguntas esenciales sobre ella aún no se han formulado debido a no pensarse aún lo que debe pensarse. Otra cuestión será cuando llegue el momento de afrontar las respuestas, posiblemente inacabadas, con las que el hombre familiarizado con la simplicidad y poco habituado a la multitud de sentidos tendrá que habitar.

DESAPRENDER
Llegamos a un buen punto de partida para comenzar la tarea de aprender a pensar.
Necesitamos desaprender para poder llegar a aprender aunque lo paradójico es que necesitamos previamente conocer la base de la esencia de lo aprendido anteriormente. Se refiere el autor a las bases del pensamiento anterior, del pensamiento heredado y basado en el representar tal como apuntaba Janeire en el debate. Recuperar a Nietzsche cuando cuestionamos los valores de la Cultura, la moral sospechosa, la herencia, el poso lingüístico, el arte muerto, el espíritu humano abandonado y la falta de interés por reformularlo todo permitiendo que el “desierto crezca”.
El hombre ha realizado un gran esfuerzo intelectual para intentar asir lo que se aleja pero es propenso a tomar por real lo aparente; el pensamiento de la esencia se ha construido así. El sentido del Ser se encuentra sumido a la exigencias de presencialidad del ente presente y esto ha provocado el olvido del Ser desde el origen de la Metafísica, provocando una diferencia radical entre el Ser y el ente.
Heidegger de esta manera está presentando su filosofía sobre olvido del Ser frente al ente. Para Heidegger la filosofía finalmente es Ontología. El hombre camina atraído hacia lo que le atrae, es su esencia ese discurrir, apuntar hacia el no-lugar o u-topos, de esta manera el hombre se
configura como 'indicador' de una dirección, de hecho el hombre no es hombre y luego un indicador como atributo añadido sino que como explica el autor, “el hombre es por primera vez hombre en cuanto [se ve] llevado a lo que se sustrae”. Cuando el hombre se encuentra en esta corriente es entonces cuando piensa. Piensa cuando es consciente de su caminar hacia lo que se le aleja. De este modo puede decir que el hombre es un signo no en el sentido de representar lo que se sustrae en sí mismo sino en el sentido de ser signo de su camino hacia lo que se aleja de él, de su orientación aunque de esta manera el signo queda así vacío y sin interpretación. Es signo de apuntar.

MNEMOSINE
Dada la importancia de urgar en los recuerdos y en la memoria para rescatar las preguntas esenciales, el autor realiza un repaso de términos de la antigüedad que nos pongan en disposición de entender más claramente de qué se trata todo esto. Mnemosine se traduce como Recuerdo, Memoria. Mnemeion es el signo que sirve de recuerdo, por ejemplo como uso para las lápidas funerarias o monumentos. Mnemosine también es la titánida que evoca Hölderlin en su poema, hija de Urano y Gea, madre de las musas pero que también es nombre del río del Hades opuesto al río Lete. Los muertos bebían de Lete para olvidar sus vidas mientras los iniciados lo hacían de Mnemosine cuando morían para mantener su conocimiento, para mantener la Idea de las cosas.
Mythos: palabra, discurso, razón, dicho, reflexión, deliberación consigo mismo, proyecto, fábula, mito, cuento. Es lo que prevalece a la esencia que se delibera y se hace presente, se proyecta, se desvela.
Logos: palabra, dicho, definición, razón, explicación,revelación divina, argumentar, juicio. Ambos términos no son opuestos a pesar de la tradición filológica.
Mnemosine no es la mera retención de lo pasado en la memoria. Se trata más bien de la memoria cuando piensa en lo pensado, la reflexión sobre lo pensado.
Es el pensamiento concentrado en aquello que ha podido ser ya pensado, o de alguna manera lo que descifra el término mythos (la esencia que se delibera y se hace presente, se desvela haciéndose presente algo a lo que ya se le otorga el haber sido con anterioridad); de hecho toda meditación poética surge de esta fuente.

ENSEÑAR
¿Qué hacer una vez que se encuentra lo que merece pensarse? ¿qué hacer con lo aprendido? ¿es posible enseñar a otros a pensar?
 Enseñar es más difícil que aprender, dice Heidegger, ya que implica un hacer aprender, el maestro lo que enseña es el arte de aprender. Esto recuerda a la mayeútica socrática, al despertar del oyente y como tal un acto social.
Aprender a pensar, enseñar a aprender, enseñar a pensar es como construir algo. Es un ponerse manos a la obra, dice, y esto ya implica una mano que sugiere mucho más que una actividad prensora; se trata de una mano que presenta un lenguaje, que dirige un gesto y que transmite cuando el hombre calla. Una mano que es expresión del pensar de manera que a través de los gestos de la mano pasa el lenguaje. El hombre solo piensa en tanto habla y no a la inversa. Es la palabra del otro la que ofrece un mundo; este mundo es traído por el otro en las proposiciones, rompiendo el 'mundo silencioso' del hombre como observador solitario del escenario o espectáculo del que no puede obtener verdadero conocimiento por sí mismo, del que habla Levinas:

“El comienzo del saber mismo no es posible más que si se rompe el encantamiento y el equívoco permanente de un mundo en el que toda aparición es disimulo posible, en el que el comienzo falta. La palabra [como signo] introduce un principio en esta anarquía[...] El mundo se orienta con respecto a ella, o sea, cobra significación”.

Sin embargo la palabra estalla y al entregarse al otro pierde su momento de fenomenalidad abriéndose a la interpretación, palabras abandonadas como un puente dejado atrás que ya no significan aunque fueron pensamiento

Quedan restos de palabras, límites de espejos desgastados,

quedan cosas improbables cumpliendo la promesa de ser
nada. Quedan plazas arrasadas, muros huérfanos que ceden
como un ascua; desesperadamente que da un cuerpo joven y
tendido, y una lenta piedra que da sombra, un grito por
decir, una música culpable de esta forma de estar solo,
una sílaba abatida sobre el hombro de un planeta de cobardes...
(Fin de las palabras. “Los mundos contrarios”. Antonio Lucas)

CONCLUSION
Mi conclusión final sobre este texto tan abierto es que quedamos invitados a pensar, y de esta manera pensamos en lo que merece pensarse, sobre el hecho de que describamos al hombre como signo siempre en busca de una interpretación definitiva, de completarse, y que relacionemos su desvelamiento sobre la apertura al ser desde la poesía y más concretamente desde Hölderlin o Rilke aunque Heidegger también deja claro que la última palabra sobre la filosofía no la entrega a la estética o al dominio de la palabra esotérica de los poetas (Fco José Martinez).
Conectando con Nietzsche, propone Deleuze, el abandono de una Razón-dominio, renunciando a un Ser fuerte que permita un sistema abierto donde la ontología rechace la posibilidad de una verdad fija y estable y se dirija no a las esencias de las cosas sino a sus circunstancias y acontecimientos. Dado que el ser (también del hombre) es una dirección que conduce a un devenir, una apertura al Ser como se explicaba anteriormente en este texto (dasein o ser-ahí lo llama Heidegger), nuestros esfuerzos en la actividad de pensar pueden encontrar quizás vía de salida entendiendo el ser como una repetición productora de la diferencia basada en el acontecimiento, o lo que es lo mismo, una ontología basada en un ser débil a pie de frontera mucho más abierto y tambaleante (E.Trías).


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